lunes, 28 de octubre de 2013

El perro y el conejo

Un señor les compró un conejo a sus hijos.  A su vez, los hijos del vecino le pidieron una mascota a su padre. El hombre compró un cachorro Pastor Alemán.

El vecino exclamó:

-       Pero… ¡él se comerá a mi conejo!

-       De ninguna manera, mi pastor es cachorro. Crecerán juntos y serán amigos.  Yo entiendo mucho de animales. No habrá problemas.

Y parece  que el dueño tenía razón.  El perro y el conejo crecieron juntos y se hicieron amigos. Era normal ver al conejo en el patio del perro y al revés.
Un viernes, el dueño del conejo se fue a pasar un fin de semana en la playa con su familia. El domingo en la tarde el dueño del perro y su familia tomaban la merienda, cuando entró el perro a la cocina. Traía al conejo entre los dientes, sucio de sangre y tierra,  y además… muerto.

La familia casi mata al perro de tanto agredirlo.

Decía el hombre:

-    El vecino tenía razón, ¿y ahora qué haremos?

La primera reacción fue echar al animal de la casa como castigo,  además de los golpes que ya le habían dado.

En unas horas los vecinos iban a llegar. Todos se miraban, mientras el perro afuera lamía sus heridas. Uno de ellos tuvo la siguiente idea:

-    Bañemos al conejo,  lo dejamos bien limpio, después lo secamos con el secador y lo ponemos en su casita en el patio. Así lo hicieron; hasta perfume le pusieron al animalito. ¡Quedó lindo! 'parecía vivo', decían los niños,  y allá lo pusieron, con las piernitas cruzadas como si estuviese durmiendo. Luego al llegar los vecinos de al lado se sintieron los gritos de los niños.

No pasaron cinco minutos cuando el dueño del conejo vino a tocar a la puerta, algo extrañado.

-  ¿Qué pasó?, le dijo su vecino.
- El conejo murió.
¿Murió?
-    Sí, murió el viernes.
-  ¿Murió el viernes?
-    Sí, fue antes de que viajáramos. Los niños lo habían enterrado en el fondo del patio.


- Anónimo

1 comentario:

  1. El hombre tiene la tendencia a juzgar anticipadamente los acontecimientos sin verificar lo que ocurrió realmente.

    ¿Cuántas veces sacamos conclusiones equivocadas de las situaciones y nos creemos dueños de la verdad?

    Pensemos bien antes de juzgar las acciones de los demás y de emitir juicios sobre las situaciones, pero no dudemos en someter a un severo juicio a nuestros propios pensamientos y actitudes.

    'La gente puede dudar de lo que tú dices, pero siempre creerá en lo que tú haces'.

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